La necesidad de consenso en la transición generacional
El peso de la decisión de la transición generacional recae sobre una generación de familiares que, irremediablemente, no estarán vivos para ver el éxito o fracaso de su decisión en el medio plazo. Ni tampoco para intervenir como líderes familiares, en el momento en el que se toma la decisión.
Y esta cuestión no es baladí.
Porque en el momento en el que se toma la decisión el líder es respetado y puede sofocar las tensiones de una decisión.
Pero… ¿Qué pasará en el futuro?
Cuando los mayores ya no estén sólo habrá paz en la familia empresaria si la decisión fue tomada con el consenso de todos.
Y no digo “por consenso” sino “con consenso”.
Porque la decisión se toma por los accionistas de la generación mayor, o por el líder empresarial de forma individual, ya que quienes ostentan el poder, son ellos. Pero debe ser explicada y razonada de una manera coherente y clara, transparente, además de aceptada por todos.
A veces las familias piden ayuda a un mentor o consejero, una persona del entorno de la familia o de la empresa. Y está bien dejarse asesorar por externos. Pero este hecho no exime de la responsabilidad que solo les compete a los familiares de conversar clara y directamente con la siguiente generación sobre la decisión para que la acepten.
Porque la paz familiar no aparece por generación espontánea. Es un activo que hay que trabajar, como en todas las familias.
Cuando la familia no es capaz de alcanzar acuerdos por si sola
A veces el miedo al conflicto familiar bloquea las conversaciones entre familiares en la empresa familiar.
Hay que entender que todos sufrimos mucho en los conflictos familiares y, además, en las empresas familiares el conflicto no solo afecta a la relación sino que puede afectar a la empresa.
Y la empresa es un ente muy mimado desde la familia, no solo por la riqueza económica que genera sino por la responsabilidad social con los trabajadores y el entorno.
La figura del mediador es un apoyo grande para que la familia pueda dialogar temas de mucho calado sin miedo a un conflicto que les destruya.
Para que esa expectativa familiar pueda darse es vital que el mediador se gane la confianza, uno a uno, de todos y cada uno de los miembros de la familia que estarán presentes en el proceso de mediación. Desde el respeto y la imparcialidad.
El mediador debe reconducir conversaciones no productivas o agresivas para que la familia empresaria pueda comunicarse y entenderse.
Desde mi óptica es fundamental que el mediador entienda las dinámicas familiares que se dan en la familia, que son independientes a la empresa puesto que la familia existe primero. Ya que la llave de la resolución del conflicto empresarial con frecuencia se esconde detrás de los problemas en la relación familiar.